Escrito por Luis Roca Jusmet
Entre otros temas Tilly estudió la formación del Estado Moderno y los procesos de democratización. Tilly siempre consideró que los procesos de democratización fueron resultado de luchas y no de concesiones del poder o de aplicación de una teoría. La democracia es un regimen y un proceso real y conflictivo, no un procedimiento formal.
Explicó muy bien las
luchas de los diferentes grupos por sociales por acceder al poder
político. En plena polémica sobre lo que es la democracia es
interesante esta formulación de sus hipótesis, no solo
fundamentadas desde la reflexión teórica sino también desde lo que
nos enseña la historia. Si tenemos, por supuesto, la paciencia de
estudiarla con precisión y rigor y sin prejuicios. Tilly nos acepta
la falsa identidad entre democracia y liberalismo. La idea de que la
democracia moderna surge como fruto del movimiento popular y es una
ampliación de la democracia comunal que se desarrolla en la sociedad
medieval. Pero los estudios empíricos le señalan que, en algunos
casos, el proceso está influenciado por el condicionamiento un país
colonizador o con el que se está en guerra. Porque lo que desmonta
el autor en este estudio es la consideración que la democracia es la
puesta en práctica de un determinado proyecto político, como
se atribuye a la ilustración. Más bien lo que señala Tilly es la
contingencia de la historia, su falta absoluta de sentido y
finalidad, por lo cual que la democracia es simplemente un efecto de
las luchas sociales, una consecuencia muchas veces ni buscada ni
rechazada. Quizás sea esta una buena lección de materialismo en una
época en que vuelven a resurgir idealismos de todo tipo en los que
parece que cada sociedad es producto de las ideas dominantes. Tilly
analiza en profundidad Francia, las Islas Británicas y Suiza, y algo
más marginalmente la Península Ibérica y los Países Bajos.
Prácticamente no entra en procesos que se dan en lugares tan
importantes como lo que hoy son Alemania o Italia. Una idea muy
interesante de Tilly es su planteamiento de las redes de confianza no
sectarias, con la sí vincula directamente la democracia a la
sociedad civil, quizás para compensar la importancia que da por otro
lado al Estado, al considerar fundamental un poder que garantice la
protección de los ciudadanos.
Plantea igualmente un análisis
interesante sobre la formación del Estado Moderno. Es producto de la
interacción de tres factores causales: la guerra y la preparación
para la guerra; la aparición de un pode burocrático y las
necesidades del capitalismo. Lo define como una organización que
controla los medios coercitivos en un determinado territorio.
Introduce categoría de ciudadano para agrupar a todos los que entran
en esta jurisdicción. La capacidad del Estado depende del control
que tiene sobre los recursos, actividades y conexiones que se dan en
una sociedad determinada. El régimen de un Estado se define en
función de las relaciones políticas entre ciudadanos y Estado. Un
régimen es democrático si las relaciones políticas entre el Estado
y los ciudadanos se demuestran con consultas vinculantes, amplias,
iguales y protegidas. Vinculante quiere decir que las consultas
obligan al Estado. Amplias en el sentido de una inclusión lo más
general posible de la gente que está bajo esta jurisdicción. Igual
en el sentido de universalidad de derechos. Protección quiere decir
que el ciudadano tiene una defensa frente a la arbitrareidad del
Estado. Estos aspectos implican el grado de democratización o
desdemocratización de una sociedad determinada. La conclusión de
Tilly es que no hay una relación directa entre democracia y
capacidad del Estado, ya que una cuestión no depende directamente de
la otra. Para desarrollar la democratización es importante que se
den cambios en las redes de confianza, la desigualdad de categorías
y los centros de poder autónomos. Las redes de confianza son grupos
que, al margen del Estado, tienen un poder propio relacionado con la
pertenencia a un determinado grupo y que discrimina a los que están
fuera. La democratización tiene lugar cuando se da un proceso de
igualdad política, es decir de participación política que integra
a toda la ciudadanía. La conclusión de Tilly es que la democracia
es un proceso dinámico y complejo que siempre amenazado de
involución. Pero es la lucha popular y no las ideas de los
gobernantes la que la sostiene.
El trabajo de Charles Tilly
es documentado y consistente, de una densidad que hace que no sea una
lectura fácil, aunque sí me parece necesaria para quien quiera
profundizar en lo que hemos de entender por democracia. Para Tilly la
democracia moderna se desarrolla en el capitalismo aunque no sea, por
supuesto, consecuencia de ella, y aunque su clase dominante, la
burguesía, quiera alejar del poder a las clases populares. Sobre de
lo que no duda Tilly es que la democracia es un instrumento de los
más desprotegidos contra los privilegiados. No hay que olvidar, como
muy bien nos recuerda este libro, que la democracia en el sentido que
la entendemos no empieza a existir en Europa hasta el S.XIX. y de
manera muy parcial y desigual, en unos términos que nosotros
consideraríamos hoy inaceptables. Hasta entonces habían muchos
sectores excluidos de su práctica, y no sólo en función del sexo o
la propiedad, como ya conocemos, sino también de la etnia o
religión. Los trabajos de Tilly son un valioso
material, teórico y empírico, para entender el debate actual sobre
la democracia como proyecto emancipatorio,
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