domingo, 19 de junio de 2016

RENOVAR LA SOCIALDEMOCRACIA




La cuarta socialdemocracia. Dos crisis y una esperanza

Agustín Basave

(presentación de Rolando Cordera y prólogo de Ludolfo Paramio)

 Los que, como yo mismo, formamos parte de una generación que, en los años 70, se formó a partir de una marxismo althusseriano o troskysta, heredamos una idea de la socialdemocracia absolutamente negativa. Aparecía como el mejor gestor, y por tanto el más peligroso, del capitalismo. Me ha costado mucho cambiar el chip y entender que la socialdemocracia, con sus luces y sombras, es una tradición fundamental de la izquierda democrática. Tuvo que aparecer un historiador de izquierdas, tan lúcido como comprometido, Tony Jud, para reivindicar sin complejos esta alternativa. Aunque no fue el único, y hay que reconocer el trabajo realizado en nuestro país por gente como José Luis Monereo, que se hizo cargo de una magnífica edición del principal libro teórico del fundador de la socialdemocracia, Eduard Bernstein (“El socialismo evolucionista”) y escribió él mismo un libro muy interesante sobre “La crisis de la socialdemocracia”.
El libro que nos ocupa está escrito por Agustín Basave, académico y político mexicano, y es un elogio de la socialdemocracia, a la que considera la única tradición que, subsanando sus errores, puede ofrecer una alternativa deseable y posible en esta economía-mundo capitalista tan devastadora que vivimos actualmente. Basave nos habla de las tres etapas que ha vivido la socialdemocracia y nos propone un nuevo horizonte que daría lugar a lo que él llama la cuarta socialdemocracia. La primera fase era justamente la de sus inicios, con este Bernstein que quería alejar al SPD de su tanto de su dogmatismo marxista como de su sectarismo, pero que no supo romper de manera radical con Marx y asumir el liberalismo político de una manera clara y explícita. La segunda fase es la que debe servirnos como referencia, que es la que se configura en Europa después de la Segunda Guerra Mundial a través del pacto social que dará lugar al Estado del Bienestar, a los derechos laborales, al sufragio universal, a la igualdad de derechos y a la reducción de las desigualdades. Este planteamiento socialdemócrata influirá tanto a la derecha liberal como al comunismo, que acabará asumiendo a través del eurocomunismo los presupuestos básicos de la socialdemocracia. La Treintena gloriosa, entre 1945-1975, será un ejemplo de lo que se puede conseguir desde esta combinación de republicanismo, liberalismo y socialismo. El camino era asumir los principios de la democracia liberal y redistribuir la riqueza a través de los impuestos. Pero a partir de los años 70, asisitimos a la ofensiva neoliberal y a la ruptura del pacto social existente. La derecha neoliberal desmantela todo lo que puede el Estado del bienestar cuando gobierna, reduce los impuestos a los ricos y reduce los derechos de los trabajadores flexibilizando al máximo el mercado laboral. Lo peor es que la propaganda neoliberal acabará transformando a la propia socialdemocracia, que acabará asumiendo muchos de sus planteamientos. De esta forma, la tercera vía de Blair dejará de ser una alternativa al neoliberalismo al interiorizar su propia lógica. Todo esto hay que situarlo en un contexto muy preciso en el que se da un envejecimiento de la población europea (con todas las dificultades que implica para que las pensiones y los sistemas públicos de salud sean sostenibles) y de crisis económica. Pero hay aquí también una alianza de la derecha neoliberal y la izquierda radical, que desde planteamientos tercermundistas criticará también la opción socialdemócrata. Todo ello lleva a la victoria de los axiomas neoliberales: desregularizar el mercado, bajar los impuestos (sobre todo a los ricos), eliminar aranceles, y minimizar el estado de bienestar y privatizar los servicios. Nos encontramos, por lo tanto, con una primera etapa de surgimiento d ela opción socialdemócrata, una segunda de apogeo y una tercera de declive, que tiene nefastas consecuencias para el equilibrio democrático. La izquierda se derechiza y la sociedad, paradójicamente, se izquierdiza. Hay un serio desprestigio del Estado y de la democracia.. La democracia liberal se convierte en una mercadocracia en el marco ideológico de la ilusión del paraíso consumista, del individualismo competitivo y una exaltación de lo privado contra lo público. Las consecuencias, como sabemos, son nefastas: paro, pobreza, aumento de la desigualdad, distanciamiento de las élites políticas de la sociedad. Aparecen entonces toda una serie de movimientos espontáneos y críticos, que exigen una democracia real y más justicia social.

¿Cuál es la propuesta del libro? En primer lugar partir de la convicción de que la democracia real es posible si se separa el poder político del poder económico. Esto quiere decir que el primero debe emanciparse de manera absoluta del segundo. Al mismo tiempo hay que luchar contra la tendencia de la deriva de la democracia liberal en una oligarquía de las cúpulas de los partidos. Para ello hay que recuperar la confianza de los trabajadores por parte de la izquierda, mostrando que las propuestas d ela socialdemocracia y, más en general, de la izquierda, son posibles y deseables. Hay que combatir de manera inteligente la capacidad de unos massmedia al servicio de la derecha y del neoliberalismo. Hay que buscar las maneras de neutralizar la dependencia de los Estados al poder económico internacional. Hay que fortalecer la democracia y potenciar la economía productiva y las cooperativas, imponer una reforma fiscal progresiva y controlar de manera contundente el fraude, así como enfrentarse de manera solidaria peor realista con el problema de la inmigración. Potenciar la democracia participativa con un cuarto poder, que podría ser una asamblea de ciudadanos elegidos o por sorteo, que controlaran los poderes parlamentario, ejecutivo y judicial.
El libro nos plantea también un interesante análisis de la situación en America Latina, que necesita una izquierda que rompa con el marxismo y acepte la democracia liberal de una manera renovadora, a pesar de todas las lacras de corrupción que ha generado este sistema en estos países y el escepticismo que se ha derivado de ello.
La verdad es que es un escrito que me parece muy interesante, claro y que nos ofrece una propuesta de izquierda viable y sin prejuicios. Faltan muchas cosas, por supuesto. Falta una análisis crítico del populismo, falta la introducción de la ecología en la cuarta socialdemocracia. Igualmente es necesario un análisis más crítico de la tradición socialdemócrata y del poder de las multinacionales, una crítica más precisa de las oligarquías burocráticas… También se echa a faltar algo más de creatividad en las propuestas ( la del cuarto poder es la única que sugiere y sin profundizar, por ejemplo, en la cuestión del sorteo como arma democrática). De todas maneras un libro muy aconsejable para los ciudadanos, sobre todo con los de izquierda, que han de pensar que difícilmente existir una alternativa de gobierno de izquierdas al margen de la socialdemocrcaia.



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