jueves, 8 de mayo de 2014

UNA COMPARACIÓN ENTRE CASTORIADIS Y RANCIÈRE

Escrito `por Luis Roca Jusmet





 Para Cornelius Castoriadis tanto la filosofía como la democracia responden al mismo  proceso creativo, específicamente griego . Ambos son una invención que surge del cuestionamiento crítico de lo que hay. Responden a un pensamiento creativo, que es a la vez crítico y normativo. Es crítico porque cuestiona las leyes que hay y no acepta la autoridad y la tradición que las fundamenta. Es normativo porque genera sus propias leyes. En este sentido son una práctica y un discurso que expresa la autonomía individual y social : auto-nomos. Por otro lado tenemos el de Jacques Rancière. Para Rancière la democracia es un movimiento emancipatorio que busca la igualdad política. En contra del tópico de la democracia ateniense como un dominio de las clases dominantes Rancière considera que lo que representa es el acceso de los trabajadores pobres libres al gobierno de la Polis. Es una práctica política, democrática, contra el orden policial jerárquico establecido por las clases dominantes atenienses. La filosofía sería entonces una reacción a este poder democrático.
¿Sería la filosofía política de Platón crítica o normativa? En cierto sentido sería crítica porque cuestiona lo que hay, que es la democracia ; pero en otro sentido es normativa porque señala las normas del buen funcionamiento de la polis. En realidad Rancière haría una precisión importante : para él lo que hace Platón es una crítica policial a la política. Filosofía política aparecerá entonces como una reacción policial a la democracia. Será entonces una filosofía del orden esencialmente normativa que utiliza la crítica como arma antidemocrática. Porque la democracia no es una filosofía, ni tan siquiera un discurso, es una práctica de los sin-parte, de los excluidos de este orden. Platón lo dice claramente : los trabajadores que se ocupen de sus oficios, que ya tenemos a los sabios para gobernar con leyes, es decir, con normas.
 Tanto Castoriadis como Rancière son críticos con lo que hay. La ideología nos dice que estamos en una democracia pero el análisis riguroso nos dice que no. Estamos en una oligarquía liberal con elementos democráticos. Es una oligarquía porque domina un grupo minoritario : esto es lo que hay. Este grupo minoritario está formado por un poder económico y un poder burocrático-policial. El poder económico es el poder de los grupos financieros del capitalismo global. El poder burocrático o policial es el que surge del parasitismo del Estado y es nacional. Esta oligarquía es liberal porque gobierna a partir de unas elecciones y en un marco relativo de libertades. No es un Estado de excepción permanente, nos advierte Rancière. 
 Castoriadis formula una crítica de lo político en nombre de la política. Para él lo político es lo jerárquico, tanto a nivel de empresas como de instituciones. Las empresas son jerárquicas porque hay una división entre dirigentes y ejecutores. Castoriadis rompe con el marxismo y su teoría del valor y de la plusvalía como eje central de su denuncia al capitalismo. El problema no era la propiedad privada de los medios de producción sino la gestión privada: el beneficio era una consecuencia de esta división. En la URSS no había un Estado Obrero degenerado, como formulaban sus antiguos camaradas troskistas, sino un Capitalismo burocrático. Entre los dirigentes del PC soviético y los capitalistas de los países capitalistas existía una jerarquía similar, el mismo fondo con diferentes formas. Supo ver que el capitalismo acabaría en manos de una burocracia de ejecutivos, que serían los que decidirían sobre empresas multinacionales o entidades financieras. Su función crítica se basa en un criterio y este criterio tiene que ver con la finalidad que asigna el ser humano, que es el desarrollo de la autonomía. Autonomía quiere decir dotarse de las propias leyes, es decir de las propias normas. En este sentido es normativo, ya que propone lo que va a favor de la autonomía, que no es otra cosa que la democracia. La democracia no es un procedimiento, es un régimen. Este régimen implica que la sociedad es autónoma y está formada por personas autónomas. Estos ciudadanos tienen capacidad de decidir sobre sus propias normas y sobre las normas de la sociedad.

domingo, 6 de abril de 2014

TONY JUDT : LEON BLUM, ALBERT CAMUS Y RAYMOND ARON


Escrito por Luis Roca Jusmet



El peso de la responsabilidad
Tony Judt
( traducción de Juan Ramón Azaola)
Barcelona : Taurus, 2013

Tony Judt, malogrado antes de cumplir los sesenta años por una terrible enfermedad degenerativa,
es uno de los grandes historiadores ( junto a otros como Eric Hobsbawm o Josep Fontana ) del siglo XX. Historiadores rigurosos capaces de dar una interpretación global del siglo. Describir, interpretar y valorar como ciudadanos con una responsabilidad política y moral. Científicos sociales comprometidos con su tiempo pero capaces de basarse en los procesos reales y no en especulaciones, como pone de manifiesto en su libro Algo va mal. En libros como El refugio de la memoria o Pensar el siglo XX es capaz de unir sus propias experiencias con el contexto social y político en el que 
aparecen.
 
Pero Tony Judt también se especializó en un estudio histórico más concreto : la responsabilidad moral y política de los intelectuales francesas de entreguerras. En 1992 publicó un libro referido al tema, Pasado imperfecto, que le empezó a dar popularidad en un público mucho más amplio que el de los historiadores. El libro que nos ocupa, escrito en 1998, profundiza sobre el tema a partir de tres figuras que considera intempestivas a su tiempo: León Blum, Albert Camus y Raymond Aron.


 


El texto sobre León Blum es francamente interesante. Y lo es en varios aspectos : para conocer a un político clave de la izquierda de entreguerras en Francia ; para entender elementos claves de la historia del socialismo francés y también para disponer de material muy útil para entender este contexto tan crucial para la Europa contemporánea. León Blum es intempestivo porque es capaz de mantener un criterio básicamente moral para orientar sus posiciones políticas en un período histórico muy complicado, tanto desde la oposición como desde el gobierno del Frente Popular que dirigió en un tiempo breve pero intenso. Judt entra en la biografía del personaje pero sin olvidar el contexto en ningún momento, ni el francés ni el europeo. Con unas virtudes personales bien claras ( su valentía, su autonomía, su racionalidad, su sentido de la justicia) y con evidentes defectos, todos ellos derivados de su gran egocentrismo. El problema es que la vanidad le llevaba a falsea r las cosas cuando no se ajustaban a su deseo. Pero, paradójicamente, era tan capaz de no ver lo evidente como de ver lo que casi nadie veía en el campo de la izquierda, como lo que podía esperarse de Mussolini o de los comunistas. Pero hay en Blum un destino trágico de la izquierda en el poder : la de prometer cosas que no puede cumplir, cuyos efectos fueron nefastos social y políticamente. Crearon falsas expectativas y una enorme frustración posterior entre los trabajadores. Al mismo tiempo un miedo en las clases dominantes a armarse como fuerzas reaccionarias muy agresivas. La retórica revolucionaria de Blum es demagógicamente maximalista. Blum lo intuía pero la necesidad de mantener la unidad del partido y las exigencia de su narcisismo le impedieron corregir y le llevaron al fracaso. Pero Judt es también empático y se acerca humanamente a Blum : entiende que la distancia del tiempo nos permite ver cosas que en su momento no podían aparecer tan claras. Supo mantener, a pesar de todo, la racionalidad mucho mejor que casi todos los políticos de su época. También un compromiso moral que fue el que le llevó a la política. Al mismo tiempo tuvo una visión internacionalista y no nacionalista ( ni etnicista : era judío) de lo que había que defender para una sociedad más justa para los trabajadores.
El segundo intempestivo es Camus. Quizás lo mejor de él fue esto, el intentar establecer un criterio propio en un ambiente poc propicio. En el caso de Argel, por ejemplo, necesitó mucha valentía para buscar una tercera vía. Pero he de reconocer que solo he leído El extranjero y que no pareció nada extraordinario. El resto de sus obras, como La caída, no tuve el suficiente paciencia como para acabarlas. Coincido en las críticas a El hombre rebelde, que tampoco conseguí acabar porque me pareció muy pcoc consistente. He de reconocer que, como personaje es interesante, pero dudo mucho que fuera el mejor hombre de Francia, como dijo Hanna Arendt. En todo caso me ha parecido una parte del libro mucho menos estimulante que la dedicada a Blum.
Tenemos finalmente a Raymond Aron. Es intempestivo, curiosamente, por ser liberal y también por ser realista y racional en sus análisis en unos tiempos tumultuosos en los que nadie lo era.. Era una época de excesos, de polarizaciones externas. Su moderación va contracorriente. A pesar de su claridad, de su rigor y de su prestigio académico internacional será poco reconocido por su pares a nivel político y social. Inteligente y culto, elitista y capaz siempre de distanciarse de lo emocional y mantener la frialdad de juicio. De todas maneras se mantuvo como un analista de su época en muchas publicaciones. Se consideraba casi el único intelectual francés que no se había contagiado del opio de la ilusión, de la idealización, de la identificación con una Causa. Cada cual opinará si esto es una cualidad o un defecto.
Resulta interesante la presencia de Sartre, como adversario común de Camus y de Aron ( y de Bataille, de Lacan...). En parte les combatió desde su radicalidad política. Polemizó con unas posiciones que Sartre consideraba reaccionarias. Quizás Camus le envidiaba su capital cultural. Y Aron su creatividad y capacidad de riesgo, él que era tan calculador, que tenía tanto miedo al error.

miércoles, 26 de marzo de 2014

MILL Y MARX





Escrito por Luis Roca Jusmet

 La comparación entre Mill y Marx resulta fecunda si nos alejamos de las escolásticas. Según la escolástica marxista, cuyo representante más potente fue Althusser, Mill representa una ideología y una clase: el liberalismo y la burguesía. Se trataría entonces de desmontarlo en función de un análisis científico de los procesos sociales. Hablaríamos entonces de la lucha de clases en el campo ideológico. Para los liberales Marx es, sencillamente, uno de los teóricos del totalitarismo moderno, En él estarían los gérmenes de las dictaduras comunistas. También hay que decir que los liberales aceptan a regañadientes a Mill. En el inmenso estudio de Lasalle ( ideólogo del partido Popular) dedicado al liberalismo no aparece Mill. También conversando con Antoni Fernández Teixidó, ex-camarada troskysta y hoy dirigente del ala liberal de Convergència Democrática de Catalunya, me decía que Mill no le convencía porque tenía un pie en el liberalismo y otro en la socialdemocracia.
 La mejor es ir al texto y al contexto. Vayamos a lo que dicen y como podemos entenderlos en función del su trayectoria sociobiográfica. Mill procede de la burguesía inglesa. Burguesía no entendida en el sentido estricto de capitalista pero sí de una clase social con capital económico ( ingresos, patrimonio) y sobre todo cultural. Pero una burguesía reformista e ilustrada, que desde su perspectiva elitista que reformar moralmente a la sociedad. Esta reforma moral pasa s sobre todo, por la moral. Una educación que nos enseñe a respetar y ayudar al otro en un sentido utilitarista. Lo útil es lo que beneficia a todos, es lo que nos hace defender la felicidad general. Pero la felicidad general no es otra cosa que la suma de las felicidades individuales. Si todos somos altruistas, todos salimos ganando. Mill es democrático cuando defiende el gobierno representativo y el sufragio femenino. También lo es cuándo propone medidas para evita la formación de oligarquías políticas : libertad de voto de los parlamentarios, sueldo que no sea excesivo, ausencia de privilegios, mandato limitado, control a la financiación de los partidos. Su amiga y después esposa Harriet tuvo mucho que ver en ello.
 Pero lo es menos cuando dice que la democracia es posible en países muy civilizados como Gran Bretaña e imposible en los poco civilizados como la India. O cuando dice que los analfabetos y los que viven de la caridad pública no pueden votar. O que los que tienen más formación cultural deben tener un voto que valga el doble que los que tienen poca formación cultural.

viernes, 14 de marzo de 2014

JOHN STUART MILL : ¿ QUÉ ES LA LIBERTAD ?






 

 Escrito por Luis Roca Jusmet


 John Stuart Mill me parece un filósofo con plena autoridad. El utilitarismo ha sido muy despreciado y quizás la formulación de Mill merezca más atención porque se pueden hacer lecturas más fecundas que la que dice el tópico. Pero el libro que hay que recuperar y que tiene una dimensión mucho más amplia que la del propio utilitarismo es el que tituló Sobre la libertad. Es un texto liberal en el sentido mejor y más noble de la palabra. Es el liberalismo que debería recuperar la izquierda. Debería hacerlo por su potente argumentación contra el totalitarismo y contra la biopolítica.
 Mill queda impresionado por la lectura del libro de Alexis de Tocqueville La democracia en América.  Tocqueville, liberal conservador, plantea una crítica muy seria a la democracia, la de convertirse en una tiranía de la mayoría. Una crítica superficial se escandalizaría : ¿ Es que vamos a defender una tiranía de la minoría cuando no hay consenso ?. Pero el tema es más complejo y Mill lo ve claramente. Se trata de los derechos de las minorías y de las libertades individuales. Las minorías deben tener unos derechos blindados porque de modo contrario serán siempre aplastados por las mayorías. Lo que hay que clarificar es, por supuesto, que le da a un grupo el estatuto de minoría y en segundo lugar como establecemos estos derechos irrenunciables. En el contexto de Mill está claro : se refería a las minorías religiosas. Hoy es más complejo.
 Pero es sobre todo de las libertades individuales que quería hablar. Mill plantea que debe haber un límite que separa el ámbito que corresponde a la vida personal y en el que no puede entrar la sociedad y otro que sería aquel en el que la sociedad debe decidir. Este segundo ámbito es el de la moral y la política. La moral son un conjunto de normas interiorizadas cuya base es el respeto y el reconocimiento del otro como sujeto de derechos. Esta moral debe ser universal y se debe conseguir a través de la educación. la política debe ser, por supuesto, democrática. Entre todos debemos formular las leyes. Las normas morales y las leyes deben ser coincidentes porque van orientadas al mismo objetivo : la felicidad colectiva, único bien común aceptable.

lunes, 10 de febrero de 2014

JOHN LOCKE : LIBERALISMO Y DEMOCRACIA


Escrito por L


Escrito por Luis Roca Jusmet

 He de reconocer que me he dejado seducir dos veces por la cómoda seguridad que da el estructuralismo para explicar el capitalismo. Primero me ocurrió con el marxismo de Althusser y segundo con la teoría de la economía-mundo de Wallernstein. Son dos pensadores potentes que en modo alguno quiero subvalorar. Ellos mismos van mucho más allá que las escolásticas que generaron. Pero la visión estructuralista del capitalismo es errónea si no la entendemos en sentido nominalista. Es decir, si pretendemos que realmente hay una estructura permanente desde hace unos siglos a nivel mundial con una lógica global que explica lo que ha ocurrido en este tiempo. Nominalista quiere decir que conceptualizamos algo de manera conceptual, aunque no arbitraria, basándonos  en propiedades reales de los procesos. De esta manera capitalismo es un concepto operativo pero que, como cualquier concepto, nos sirve para aproximarnos a la complejidad de lo real.

 Con la palabra democracia ocurre lo mismo. Es una palabra que hace referencia a una serie de procesos complejos que unificamos bajo este término. Cualquier definición cerrada de democracia
es limitada. Pero en todo caso debe responder a procesos reales y no ideales. La definición que me gusta más es la del sociólogo historiador Charles Tilly. Dice : "Es una consulta amplia, protegida y vinculante a los ciudadanos".
 El capitalismo como sistema económico basado en la lógica del beneficio es, evidentemente antidemocrático. A los empresarios, grandes o pequeños, les mueve el interés de aumentar sus beneficios y no quieren consultar ni pedir permiso a nadie para hacerlo. Y menos sufrir limitaciones por parte d elos políticos. Necesitan además al Estado para funcionar : infraestrructuras, sistema fiscal favorables, subvenciones. Pero necesitan sobre todo seguridad. La seguridad la necesitamos todos pero los capitalistas necesitan además sentirse seguros respecto a sus propiedades.
 John Locke es un filósofo inglés que falleció al comenzar el siglo XVIII. Vivió una época hist´roica convulsa que podemos identificar, entre otras cosas, con la aparición del Estado moderno y el capitalismo en Europa ( sobre todo en su país, Gran Bretaña. Hay que decir aquí que el Esatdo ni es un instrumento del capitalismo ni tiene tampoco nada de democrático. Como plantea Castoriaids no tiene nada que ver, si le buscamos antecedentes, con la democracia ateniense sino con el Estado imperial chino. El Estado moderno, como nos explica también Tilly basándose en datos empíricos, tiene que ver con las guerras y con otras muchas cosas diferentes al capitalismo. Genera una oligarquía propia, diferente de la capitalista, aunque pueda, en algunas circunstancias, confundirse o aliarse con ella. Los procesos son complejos.
 Locke es considerado a veces por la izquierda por un liberal, ideólogo por tanto del capitalismo y contrario a la democracia real. En primer lugar  quiero  hacer dos puntualizaciones. La primera es que  la teoría de las ideologías es también, en este sentido excluyente, una consecuencia de la teoría reduccionista de Althusser y Wallernstein. En segundo lugar hay que decir que el término liberalismo es posterior a Locke y por lo tanto sería anacrónico aplicárselo a él. Locke es interesante porque es irreductible a estos planteamientos reduccionistas. Locke es el primer defensor radical del derecho a la propiedad privada. Derecho que considera sagrado. En este sentido su filosofía es favorable a la burguesía de la época. Porque lo que quiere la burguesía es privatizarlo todo, empezando por la tierra, que en parte era comunal y en parte pertenecía a la Iglesia, a la nobleza o a la monarquí pero que no se entendía como mercancía. Locke, de todas maneras, tiene una concepción de la propiedad condicionada a una función social. No pensó nunca en el capital financiero. En este sentido no sé hasta que punto podríamos entenderlo como un ideólogo del capitalismo.
 Locke es, por el contrario, uno de los teóricos modernos de la democracia, conjuntamente con alguién que nació el mismo año que él, Baruch Spinoza.

SOBRE LA TEORIA Y LA PRÁCTICA DEL COMUNISMO


 


Escrito por Luis Roca Jusmet

Hay en nuestra sociedad un planteamiento confuso, que no existía entre los antiguos, entre la teoría y la práctica en cuestiones éticas, morales o políticas. Por un lado tenemos el planteamiento de la filosofía antigua que defiende Pierre Hadot : la filosofía es una forma de vida, es decir que la verdad tiene consecuencias prácticas. Direcctamente. Por otra parte tendríamos el planteamiento aristotélico : hay saberes teóricos y saberes prácticos. Foucualt, que está de acuerdo con Hadot, dice que Aristóteles es la excepción. Pero en los dos casos se entiende que la ética y la políticas son saberes prácticos. En el caso de Platón o del helenismo son saberes prácticos que derivan de saberes teóricos de tipo ontológico : al entender lo que son las cosas actuamos de una determinada manera.Lo que no tiene sentido es dividir un saber práctica en una teoría y una práctica y evaluarlos de manera diferente. Vayamos al caso del comunismo : no podemos decir que es una buena teoría que se ha aplicado mal. Porque un saber político no es una teoría que se aplica, es una estrategia práctica. Es decir, que el comunismo se definió históricamente como uan estrategia de acción cuyos resultados podemos valorar hoy, después de más de un siglo de intervención. Intervención que ha sido determinante para el siglo XX, como mínimo.